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lunes, 29 de octubre de 2012

Golpear, romper y después pedir perdón

El Patio de los Lecheros y los intentos de destrucción de su patrimonio histórico. 
Tras la intervención de la Defensoría se detuvo la obra en el Patio de los Lecheros. Fue cuando los vecinos hicieron la denuncia ante la evidencia de la colocación de lonas grises para tapar cómo los operarios removían parte de los adoquines originales que datan de principio del siglo pasado. Y es justamente por éste y otra cantidad importante de detalles de construcción que el predio fue protegido por la ley, declarándolo APH (Área de Protección Histórica).

Sobre la calle Donato Álvarez, junto a las vías del ferrocarril Sarmiento, se encuentra la antigua estación donde llegaban los trenes con el producto de los tambos y, desde allí, se distribuía a los domicilios. Con la prohibición de la venta de leche no pasterizada, en 1961, el Patio de los Lecheros fue, posteriormente, sede de firmas cementeras.


Sin embargo, el viejo deseo de los vecinos de rescatar el lugar, y sus arduas gestiones en las distintas administraciones municipales, vio la luz en 1998 con la sanción de la ley que lo caracterizó como APH, “con especial protección para los arcos de entrada, las paredes de ladrillo a la vista y el piso de adoquines originales”, según palabras de los vecinos que llevaron adelante el proyecto.

Si bien, la gestión de Aníbal Ibarra inició las obras de recuperación como espacio público y Jorge Telerman inauguró su última parte, el Patio de los Lecheros se mantiene cerrado durante los últimos años, carente políticas para el aprovechamiento de su comunidad.

En ese contexto y bajo sorpresa, no sólo de los vecinos más cercanos, sino de las respectivas Juntas Comunales de las Comunas 6 y 7 –que comprenden los barrios de Caballito y Flores- y de los consejos consultivos comunales, la Secretaríade Gestión Comunal y Atención Ciudadana licitó una obra de 1.650.000 pesos que preveía levantar parte del adoquinado para colocar césped.

“El proyecto incluía levantar parte del adoquinado para poner césped e instalar un techo liviano de lona para actividades de la tercera edad”, relató a Página12 Laura Weber, asesora del defensor adjunto Gerardo Gómez Coronado, encargado de llevar el reclamo ante los funcionarios porteños y que “la obra había sido pedida por la Comuna 6”.

La reacción de organizaciones tradicionales del barrio no se hizo esperar y aunque según la Defensoría, los funcionarios se comprometieron a reinstalar los adoquines y consultar a los vecinos, las comunas implicadas no encuentran respuestas a los repetidos arrebatos de la Secretaría de Gestión Comunal y Atención Ciudadana.

Los comuneros por Unidos y Organizados de la Comuna 6, Ondina Fraga y Ariel Angrisano, exceptuados arbitrariamente en estas decisiones se preguntan cómo se explica que exista una Dirección General de Obras Comunales y las Juntas Comunales no sean informadas de tales obras, ni su opinión sea tenida en cuenta.
 
En el caso puntual de la Licitación del Patio de los Lecheros ¿cómo explica el macrismo que, además de lo inconsulto de la obra, fuera planificada sobre un predio ampliamente reconocido como APH?  El pliego de licitación de la obra del Patio de los Lecheros asegura que la misma fue solicitada por el Jefe Comunal, Marcelo Iambrich, ¿Esto es cierto, y si es así, bajo qué instrumento administrativo expresó su opinión el Presidente Comunal por sobre los otros seis miembros de la Comuna?

Los ánimos están caldeados, y no es para menos, ante la repetida actitud de impunidad y ausencia real de gestión. Éste es el verdadero problema por el que atraviesa la “democracia participativa” de las Comunas en la Ciudad de Buenos Aires, y no los problemas inventados por el macrismo, para cortar la cinta y generar gastos visiblemente innecesarios.

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