Nada de lo que pueda escribir será novedoso.
Recibí la noticia por que alguien me comunicó por teléfono: “dicen que Murió Nestor”.
Prendí la tele. Prendí la radio. Busqué en internet. Llamé a mi vieja, llamé a unos amigos. Sonó el portero. Bajé, miré a los ojos al pibe censista…
Era verdad… Néstor había muerto.
Tuve un impulso de fuego para salir a la calle.
Necesitaba salir.
Tuve una inmensa angustia. Necesitaba llorar, de repente, necesitaba abrazarme a alguien, no importaba quien. Yo sabía que había necesidad de abrazarnos en la calle.
En seguida, los amigos, los que estábamos siempre alrededor de la mesa acordamos encontrarnos.
Me asombraba el dolor, la angustia y esa inexplicable sensación de adrenalina que me rodeaba, me iba calando dentro.
De repente todo se me hizo mas claro. Caminé hacia la plaza, con los ojos llenos de lágrimas. Los ojos de todos llenos de lágrimas. Había vía libre para abrazarse con quien sea. NO había prohibiciones. Era una y eran cientos de banderas.
Había ido a la plaza miles de veces, pero ese octubre, la plaza estaba llena de todos nosotros. Era distinto. Éramos canto, éramos gritos, una larga fila, éramos desconocidos compartiendo una tristeza alegre, para muchos, un sentimiento desconocido. Estábamos llorando a un tipo que venía de la política, a un extraño casi, a alguien a quien le teníamos simpatía, esperanza en algún punto, pero jamás confianza.
Y de repente estaba llorando, necesitaba que esté vivo. De repente quería abrazar a Cristina, decirle que se quede tranquila, que íbamos a apoyarla, que estábamos en la plaza todos juntos. Decirle que la muerte había parido una plaza nueva.
Éramos pibes que jamás habíamos cantado la marcha peronista, que militábamos en lo social, pero nunca en un partido político, porque habíamos aprendido que la política era un tumulto de intereses corruptos, de individualidades genocidas a favor de las cuentas bancarias de los mas poderosos. La política para nosotros era eso. No era un espacio para nosotros. Y ahora estábamos llorando a un hombre que venía de ese lugar detestable. De repente explotamos miles de personas en un sinfín de colores. Cada uno de nosotros, se convirtió en multitud.
El aprendizaje vino después, cuando conocí a Néstor a través de sus discursos, de sus hechos, de sus fotos, de su historia. Cuando empecé a comprender lo que se había gestado en el 2003, cuando con su “jugarse a todo”, enfrentó a los indiscutibles y en ese acto nos “obligó” a enamorarnos. Cuando empecé a conocer a ese presidente que asumió un gobierno con menos cantidad de votos que desocupados y nos puso de pie.
Todo continuó. Yo seguí trabajando, como siempre, con amor, compromiso. Pero hay algo distinto cada vez que nos reunimos alrededor de una mesa con el mate a pensar como hacer un proyecto, hay algo distinto cada vez que discuto los domingos en la mesa familiar, hay algo distinto cada vez que me siento frente a un diario, hay algo distinto cada vez que escucho un discurso, es distinto llamar a mis amigos: “compañeros”, es distinto ahora cada vez que nombro a la política, es distinto cuando pienso el futuro.
Podría enumerar sus logros, sus aciertos, sus errores, sus medidas económicas, sus políticas públicas, su manera de gobierno. Pero estoy segura que su mayor éxito he sido yo. Soy yo y cada uno de los que ese día germinó en forma de mil flores.
Ese 27 de octubre Recibí la noticia por que alguien me comunicó por teléfono: “dicen que Murió Nestor”. Era verdad, la muerte nos había parido en una plaza nueva y por fin…habíamos florecido.
"Hoy, después de haber recorrido el camino que recorrimos desde el 25 de mayo [de 2003] , de poder mirar a los ojos a todos los argentinos, después de pensar igual o distinto, nadie nos puede negar el coraje y la decisión de defender las ideas de patria, nación y pueblo que tenemos"
Néstor Kirchner
No hay comentarios:
Publicar un comentario