La Comuna como escenario de la
discusión sobre una ley de educación para la Ciudad
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La diputada María Elena Naddeo comenzó
la charla planteando que, por una suerte de estrategia, la oposición en la Legislatura Porteña
había evitado confrontar una ley de educación con el macrismo, visto que no
contaba con la mayoría de votos para imponer un proyecto de ley que los
representase y que, por el momento, se contaba con la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires y la
Ley Nacional de Educación que permiten
cierto el encuadre del problema.
Sin embargo señaló que el crecimiento
gradual del sistema de educación privada, el cierre sistemático de cursos en el
centro y el oeste de la ciudad y calidad de la educación en la escuela pública
se presentaban como temas emergentes.
Asimismo invitó a pensar a los
docentes una propuesta de revisión que desburocratice el sistema de concursos y
sumar un sistema integral de puntajes, y del mismo modo trabajar en la
participación del proyecto con alumnos y docentes de la comunidad
Graciela Morgade, secretaria
académica de la Facultad
de Filosofía y Letras, centró su exposición en la problemática universitaria y
consideró un buen momento para retomar la Ley de Educación, porque –consideró- que el
crecimiento del proyecto nacional en materia de educación ya lo exige.
También planteó que la ley de
educación de la Ciudad
debería incluir al ciclo universitario como integrante del sistema educativo,
no con otra lógica ni con otro orden de gestión político, sino como actor
social territorial y como referente académico en la producción de contenidos y en
la valuación de la calidad educativa.
Invitó a pensar también en la problemática
de la integración a la universidad de personas con discapacidad, la educación
intercultural bilingüe y en una universidad que aporte saberes al sistema
político y ciudadano.
La diputada Mara Brawer
puntualizó que a su juicio, una ley de educación debe integrar en la discusión
a todos los actores de la sociedad, porque se trata de un bien público, tal
cuál como se hizo cuando en el 2006 se votó la
Ley Nacional de Educación.
Apuntó a discutir un modelo
específico para la ciudad de Buenos Aires en conjunto, adonde participe la
comunidad con el respaldo de un Estado que garantice sus derechos.
Recalcó que más allá del macrismo
y sus políticas de exclusión, resulta fundamental abandonar la mirada “quejosa”
hacia el otro para repensarnos nosotros mismos como ciudadanos de derecho,
también responsables del deterioro de la educación y la cultura.
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Para el caso citó la
diferenciación de la carrera docente de la administrativa, para poder
plantearla como una doble carrera, o la obligatoriedad de los dos maestros en
los primeros grados, así como también la posibilidad de premiar a los docentes
que tienen continuidad en una misma escuela.
“La ley para la ciudad podría incorporar
el concepto de gobierno participativo en las escuelas -dijo- en donde también
participe el no docente y la comunidad educativa en general”.
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